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A veces, cuando trabajo demasiado, olvido la vida.

Olvido lo que importa y me dejo engañar por mi mente. Hoy por ejemplo. Una profunda sensación de escasez me estaba inundando.

No tengo dinero, pensaba.

¿Cómo compraré los regalos para los niños para el siguiente festejo?

Nunca vendo. Nadie me compra.

Desde que me propuse aquella meta, mis clientes solo se han ido. Soy un fracaso. Tendré que trabajar más. No hay de otra.

WOW

Por suerte, ya conozco las TRAMPAS de mi mente y sé que PENSANDO más no me salgo de esta. Lo que SÍ ayuda es SALIR DE MI CABEZA.

Llevé a los niños a nadar y decidí no llevar trabajo, solo un cuaderno y el plan de meditar y no hacer nada más. A pesar de mis intenciones, no medité. Obsesionadamente busqué la solución a mi problema de que me falta dinero. Llegué a mi casa, aún más exhausta. Logré hacer unas enfrijoladas para mis hijos, "colgarme" en los brazos de mi esposo e INHALAR el momento.

Con los ojos cerrados comencé a contar mis BENDICIONES.

Ellos. M...